La salvación que Dios ofrece es universal.

 “porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo”

Romanos 10:13


En nuestro mensaje anterior, estuvimos meditando en el valor que tiene esta salvación que Dios ofrece. Todos los hombres, sean cristianos o no, deben meditar muy seriamente con respecto a su actitud ante tan grande bendición. El cristiano tiene la responsabilidad de vivir conforme a las exigencias mismas que están implicadas en la nueva vida que han recibido de parte de Dios, y con mucho gozo por la esperanza que el evangelio les ha dado, con la promesa de morar con el Señor por la eternidad. 


El que no es cristiano también adquiere una responsabilidad muy seria ante la salvación que Dios ofrece. Si se pierde en el infierno, no podrá acusar a Dios de no haberle amado, y de haber hecho incluso un gran sacrificio para su salvación. Toca, pues al que no es cristiano aprovechar la oportunidad que Dios le concede para beneficiarse de esta salvación tan grande. 


Mis hermanos y amigos, Pablo dice: “porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo”. Y notemos las palabras que dicen, “todo aquel”. ¿Por qué es importante señalar estas dos palabras? Porque estas dos palabras, nos dicen algo muy importante sobre la salvación que Dios ofrece. 


LA SALVACIÓN QUE DIOS OFRECE ES UNIVERSAL, PORQUE DIOS NO HACE ACEPCIÓN DE PERSONAS


Pablo, escribió, “todo aquel”, indicando que la salvación es universal. Esto es importante porque algunos predicadores enseñan que la salvación no es un ofrecimiento universal. Dicen que Dios, desde antes de la fundación del mundo, eligió con nombres y apellidos, de manera incondicional y arbitraria, quiénes serían salvos y quiénes serán condenados eternamente. Dicen que Dios ha determinado y limitado el número de los salvos, y ha condenado previamente al resto para que terminen en el infierno. En otras palabras, si usted no es de los elegidos a la salvación, debe saber que desde antes de la fundación del mundo, desde antes que usted o sus antepasados cometieran un solo pecado, Dios ya había decidido en su corazón condenarle. Usted fue planeado y creado para la condenación. ¿Enseña tal cosa la Biblia? Claro que no.


Pablo dice, “todo aquel”, indicando que cualquier persona puede tener la esperanza de ser salvo de la condenación eterna. Mis hermanos y amigos, Dios no hace acepción de personas. En Hechos 10:34-35, leemos: “Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas, sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia.”


Lo que Pedro comprende, es lo que muchos licenciados y doctores en teología no comprenden. No comprenden que Dios no hace acepción de personas. No comprenden que Dios se agrada de cualquiera que “le teme y hace justicia”.


Vea lo que dice Pablo en Romanos 2:5-11: “Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido (No por estar fuera de los elegidos)… por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, (¿Lo ven? El juicio de Dios es “justo”. Sería injusto si dicha ira se sufriera arbitrariamente) 6el cual pagará a cada uno conforme a sus obras: (No es por ser elegidos o rechazados previamente, sino de acuerdo a “sus obras”) 7vida eterna a los que, perseverando (no por ser elegidos, sino por perseverar) en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, 8pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, (La ira y el enojo es por la desobediencia, y no por elección incondicional)… ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia; 9tribulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, (por hacer lo malo, no por elección incondicional) el judío primeramente y también el griego, 10pero gloria y honra y paz a todo el que hace lo bueno, (por hacer lo bueno, no por elección incondicional) al judío primeramente y también al griego; 11porque no hay acepción de personas para con Dios.”; pero la doctrina de la elección incondicional dice que “sí hay acepción de personas para con Dios”, habiendo elegido a unos para ser salvos y rechazado a otros para ser condenados. Tal idea es, como vemos, anti bíblica y falsa.


¿Cuál es el deseo de Dios, con respecto a la salvación del mundo? Los teólogos dicen que Dios deseó salvar solamente a unos cuantos que él escogió incondicionalmente, y no tuvo el deseo de salvar al resto de la humanidad. Sin embargo, una cosa es lo que dicen los teólogos, y otra cosa es lo que dice Dios mismo. En 1 Timoteo 2:4, encontramos lo que Dios quiere con respecto a la salvación. El texto dice que Dios “quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad”. ¿Cuántos quiere Dios que sean salvos? “todos”, dice Dios. El calvinismo dice que Dios no quiere que todos los hombres sean salvos, sino unos cuantos. Eso es lo que quiere el calvinismo. Pero una cosa es lo que ellos quieren, y otra cosa es lo que Dios quiere. ¿Qué quiere Dios? “quiere que todos los hombres sean salvos”.


Entonces, la salvación que Dios ofrece es universal, porque él no hace acepción de personas.


LA SALVACIÓN QUE DIOS OFRECE ES UNIVERSAL, PORQUE EL PECADO ES UN PROBLEMA UNIVERSAL


La Escritura dice que “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23). ¿Cuántos pecaron? “todos pecaron”. No hay nadie en el mundo que pueda declararse inocente. Todos pecaron, y todos están destituidos de la gloria de Dios.  Qué gran problema. Los gobiernos humanos y diversas instituciones civiles se esfuerzan por atender grandes problemas humanos, como la alimentación, la pobreza y el desempleo, pero lo que nadie en el mundo puede tratar, es el problema del pecado. ¿Será que no les interesa la gloria de Dios? No lo creo, pues cuando las personas meditan seriamente en su destino eterno, en sus corazones late el deseo de ser salvados de la condenación eterna. Sin embargo, el pecado que está en ellos, los mantiene fuera, los mantiene separados de Dios, destituidos de la gloria. 


La Escritura dice que “todos están bajo pecado” (v. 9).  Y añade, “No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda, No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. Sepulcro abierto es su garganta; Con su lengua engañan. Veneno de áspides hay debajo de sus labios; su boca está llena de maldición y de amargura. Sus pies se apresuran para derramar sangre; Quebranto y desventura hay en sus caminos;  Y no conocieron camino de paz. No hay temor de Dios delante de sus ojos” (v. 10-18). Entonces, no importa la condición social o religiosa que usted tenga, dice Dios que usted es un pecador. 


El pecado es un problema universal, y es un problema grave, principalmente por sus efectos negativos, tanto emocionales, físicos y espirituales que éste provoca. En los días de Noé, dice la Biblia que “la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal” (Génesis 6:5) ¿Imagina el ambiente? No era nada diferente de la situación social que vivimos ahora, en que hay tanta injusticia, crímenes, violencia y depravación. Como en nuestros días hay tanto peligro y maldad, así había en ese tiempo. ¿Puede ver qué el pecado es un problema grave? La mayoría de los problemas que sufre el hombre, tienen su raíz en el pecado que mora en su corazón.


En cuanto al problema espiritual que el pecado provoca, el profeta Isaías escribió, “He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír; pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír.” (Isaías 59:1-2).  El pecado no solo provoca conflicto y separación entre los hombres, sino también entre los hombres y Dios. 


Otro gran problema que provoca el pecado, tiene que ver con su destino eterno. El efecto final será la condenación eterna. El apóstol Pablo escribió, “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios.” (1 Corintios 6:9-10).


Mis hermanos y amigos, según esta escritura que hemos leído, el pecado convierte a mujeres y hombres en “injustos”. La fornicación nos hace injustos delante de Dios. La idolatría y el adulterio nos hacen injustos. Ser afeminados y echarse con varones hace a las personas injustas. Robar, ser avaros, borrachos, maldicientes o estafadores, nos hace injustos. Y si el pecado nos hace injusto, también debemos saber que “los injustos no heredarán el reino de Dios”. Usted puede pretender vivir una vida recta en este mundo, pero la triste realidad es que tal rectitud es una ilusión, y es una ilusión, porque el pecado desvanece la justicia del hombre. Los hombres en este mundo pueden decir que somos rectos, que somos hombres justos y respetables. Pero no es el juicio de los hombres el que importa, sino el juicio de Dios, y él ha dicho, "No hay justo ni aún uno" (Romanos 3:10). También dijo, "Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque" (Eclesiastés 7:20). La justicia que los hombres pretenden gozar sin Dios, es una ilusión, es un engaño. Entonces, dado que somos culpables de pecado delante de Dios, entonces nuestro destino eterno se ve afectado drástica y terriblemente. Solo hay dos destinos eternos. El reino de Dios o el lago de fuego. Y si los injustos no heredarán el reino de Dios, entonces el único destino para ellos será el infierno que arde con fuego y azufre (Apocalipsis 21:8). Afortunadamente la salvación que Dios ofrece aún está disponible, y es algo a lo que todos podemos recurrir. ¡Hágalo hoy mismo!


LA SALVACIÓN QUE DIOS OFRECE ES UNIVERSAL, PORQUE EL AMOR DE DIOS ES UNIVERSAL


En la Biblia tenemos uno de los textos más conocidos en el mundo. Juan 3:16. Sin duda muchos de ustedes lo saben de memoria, o tal vez lo ha escuchado, o lo han leído en algún lugar. El texto dice, “Porque de tal manera amó Dios al mundo”, ¿amó Dios a unos pocos del mundo, o a todo el mundo? Correcto, “al mundo”, sin excepción alguna. Amó al mundo, y de tal manera “que ha dado a su Hijo unigénito, ¿para qué? ¿Lo dio para que crean solamente algunos? No, el texto dice, “para que todo aquel que en él cree no se pierda, más tenga vida eterna”. Todo aquel es exactamente todo aquel. Cualquier persona que ha sido objeto del amor de Dios mostrado en el sacrificio de Cristo, puede ser salvo de la perdición eterna. Entonces, dado que el amor de Dios es universal, entonces la salvación que Dios ofrece es universal.


En 1 Juan 2:2, es exactamente lo que dice: “Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo”. Dice Juan que Jesús “es la propiciación por nuestros pecados”. ¿Qué significa eso? Para los que no somos judíos, el hecho de ser Cristo “la propiciación”, nos suena extraño, ¿verdad? Sin embargo, mis estimados hermanos y amigos, esa verdad, en última instancia, declara el amor y la misericordia que Dios nos ha tenido. Noten esto, por favor. El significado básico de la “propiciación” es el de “cubrir”. En Hebreos 9:5, leemos del “propiciatorio”, que era la tapa o cubierta del arca del pacto, donde se rociaba la sangre para expiar o cubrir los pecados del pueblo. En Romanos 4:7, dice, “Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, y cuyos pecados son cubiertos”. ¿Y por qué son bienaventurados? Porque al momento de recibir los beneficios de la propiciación, el penitente goza de la misericordia de Dios. ¿Cuántos han leído la oración del publicano? Estando de rodillas dijo, “sé propicio a mí, pecador" (Lucas 18:13). Es decir, perdona mi pecado, sé misericordioso conmigo. La propiciación, entonces, encierra el acto de perdonar y mostrar misericordia. Juan dice que Jesús “es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo”. El amor de Dios es universal. Él ha mostrado misericordia por todo el mundo al hacer posible el perdón de pecados por medio del sacrificio de Jesucristo. ¡Nadie queda fuera de ese acto de misericordia! Todo el mundo puede beneficiarse del sacrificio que hizo Cristo en la cruz del calvario, y lo pueden hacer por el amor que Dios ha mostrado por todos.


En Ezequiel 18:32, leemos, “Porque no quiero la muerte del que muere, dice Jehová el Señor; convertíos, pues, y viviréis.” Esta misma actitud y amor que Dios estaba mostrando con el pueblo de Israel, es la misma actitud y amor que Dios tiene por todos los hombres. Él no quiere que el hombre se pierda, no quiere que el hombre muera eternamente, y ante eso, le ofrece una solución, le ofrece un camino a seguir, le ofrece misericordia y el perdón de sus pecados (cfr. Hechos 2:38)


Cada día que pasa, y que nos permite vivir, es una expresión de su paciencia y de su amor por nosotros. Si usted ve el día de mañana, y se percata que la tierra sigue aquí, así como los árboles, los ríos, las montañas y todo lo que hay a su alrededor, es porque Dios le está esperando. El apóstol Pedro dijo, “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.” (2 Pedro 3:9).


Tal vez algunos piensan que la salvación que Dios ofrece no es para ellos. He escuchado a personas decir que sus pecados son tan grandes, que es imposible que Dios quiera salvarles. Algunos otros creen que es demasiado tarde para ellos. Han pecado tanto, han blasfemado tanto, han hecho tanta maldad durante tanto tiempo que ya es tarde para ellos.  Sin embargo, la gracia de Dios es más grande que todos sus pecados juntos. Vea lo que dice, Tito 2:11: “Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres”. Para salvación, ¿a quiénes? “a todos los hombres”. En la frase “todos los hombres” va usted, y usted, y usted también, quien quiera que sea. Ahora, si es para todos los hombres, entonces todos pueden ser perdonados. La gracia de Dios es más grande y más poderosa que todos sus pecados juntos. No es tarde tampoco, la gracia de Dios no caduca, ni pierde su eficacia con el correr de los años. Se manifestó para salvación, por tanto, aún es el tiempo aceptable para que usted sea salvo de la condenación eterna (cfr. 2 Corintios 6:2).


Cristo dijo en la gran comisión, allá en Marcos 16:16, “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.”  ¿Leyó con atención? Si el amor de Dios no fuese universal, y así, tampoco la salvación, entonces no hay razón para ir por todo el mundo, ni hay razón para predicar a toda criatura. Sin embargo, dado que la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, y dado que Dios ha amado al mundo entero, entonces tiene sentido ir por todo el mundo y predicar el evangelio a toda criatura. La salvación que Dios ofrece es para para ser anunciada “por todo el mundo”, porque es para “toda criatura”.


En Mateo 28:19, Jesús dijo, “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”  Si el amor de Dios no fuera universal, y así, tampoco la salvación que Dios ofrece, entonces no habría razón para discipular a todas las naciones. Pero dado que la salvación que Dios ofrece es universal, y dado que ha amado al mundo entero, entonces hay razón para discipular a todas las naciones. Todas las naciones pueden ser bautizadas, y así, ser discípulos de nuestro Dios. Usted puede ser bautizado, y ser discípulo del Señor, y lo puede ser, porque Dios le ama, y quiere que usted sea salvo.


Lorenzo Luévano Salas.

Siervo de Cristo.

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