Hagamos la voluntad de Dios (#8)
“No
todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el
que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”
(Mateo 7:21)
Introducción.
Jesús dijo, “No todo el que me dice: Señor, Señor,
entrará al reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que
está en los cielos”. Ya hemos meditado en la explicación del Señor, sobre
cómo muchos no hacían la voluntad de Dios al no querer entrar en la puerta
estrecha, y andar por el camino angosto.
Ellos se perderán. Ellos no entrarán en el reino de los cielos.
Sin embargo, hay otra causa
por la cual muchos otros no hacen la voluntad de Dios, la cual tiene que ver
con los falsos profetas.
“Guardaos
de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por
dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas
de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos,
pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni
el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y
echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis”
(Mateo 7:15-20)
En el pasado, el pueblo de
Israel se apartó de la voluntad de Dios por seguir a falsos profetas. En los
días de Cristo, los doctores de la ley, los fariseos, los principales
sacerdotes, eran semejantes a aquellos falsos profetas que, aparentando piedad,
también estaban arrastrando a los judíos lejos de la voluntad del Señor. No obstante, esta exhortación también es para
nosotros hoy, pues los falsos profetas hasta el día de hoy no han dejado de
existir.
LA
VOLUNTAD DE DIOS ES QUE NOS GUARDEMOS DE LOS FALSOS PROFETAS (v. 15) – “Guardaos de los falsos profetas”, dijo
el Señor.
Muchas personas hoy en día
viven apoyando y teniendo comunión con falsos profetas. Los vemos creyendo toda
clase de doctrinas ajenas a la voluntad de Dios, y aunque les mostremos lo que
la Biblia dice, aun así se resisten a obedecer la voluntad de Dios.
Por ejemplo, les mostramos
que la iglesia que el Señor fundó no tiene nombre propio, y ellos están tranquilos
queriendo servir al Señor en diversas iglesias a las que los hombres les han
dado un nombre propio. En Mateo 16:18,
dice, “sobre esta roca edificaré mi
iglesia” pero, ¿qué nombre le dio? ¿Lee usted allí alguna denominación? En
Mateo 18:17, leemos: “Si no los oyere a
ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y
publicano”. ¿Qué nombre leyó usted? ¿Ninguno? En Hechos 2:47 dice que “el Señor añadía cada día a la iglesia los
que habían de ser salvos”, y tampoco encontramos que la iglesia tenga
nombre alguno. ¿Cómo se llama la iglesia en Hechos 5:11? “Y vino gran temor sobre toda la iglesia, y sobre todos los que oyeron
estas cosas”. En Hechos 8:1, dice, “En
aquel día hubo una gran persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalén”
¿y el nombre propio de esta iglesia? Dice dónde estaba, pero no menciona ningún
nombre propio para ella. Tampoco leemos nombre en el verso 3: “Y Saulo asolaba la iglesia, y entrando casa
por casa, arrastraba a hombres y a mujeres, y los entregaba en la cárcel.” En Hechos 11:22, “Llegó la noticia de estas cosas a oídos de la iglesia que estaba en
Jerusalén; y enviaron a Bernabé que fuese hasta Antioquía”, no hay nombre.
Si usted lee los más de 70 textos donde aparece la palabra “iglesia”, no encontrará
ningún nombre propio para ella. Así que, si usted asiste a una iglesia que
tiene nombre, usted no ha conocido la iglesia de Cristo. No hay en la Biblia
tal cosa como “Iglesia Católica”, “Iglesia Bautista”, “Iglesia Metodista”,
“Iglesia Presbiteriana”, “Asambleas de Dios”, “Iglesia Universal del Reino de
Dios”, “Iglesia Pentecostal”, “Vino Nuevo”, “Centro Cristiano”, o incluso, "Iglesia de Cristo". La iglesia
del Señor no tiene denominación, no tiene nombre propio.
Les mostramos que los
discípulos del Señor son llamados cristianos, y ellos no están dispuestos a
sujetarse a la voluntad de Dios tampoco en esto. En Hechos 11:26, dice: “Y se congregaron allí todo un año con la iglesia, y enseñaron a mucha
gente; y a los discípulos se les llamó
cristianos por primera vez en Antioquía”. Este texto nos muestra que la
iglesia no tiene nombre, pero aquellos que son miembros de ella son llamados
“cristianos”. ¿Leyó con atención? Ellos no se llaman “católicos”, o
“bautistas”, o “metodistas”, o “presbiterianos”, o “pentecostales”, o “carismáticos”,
o “testigos de Jehová”, o “adventistas”. Son llamados, “cristianos”. El apóstol
Pedro escribió, “si alguno padece como
cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello” (1 Pedro
4:16). La palabra “cristiano” es compuesta por el sustantivo “Cristo” y el
sufijo “anus”, todo lo cual significa “propiedad
de Cristo”. Los que obedecemos su evangelio somos de su propiedad, somos de
él. Así lo declaró el apóstol Pablo cuando escribió, “Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en
particular” (1 Corintios 12:27). Si somos de Cristo, es decir, cristianos;
somos miembros de la iglesia de la cual es la Cabeza, y sobre la cual es el
Hijo de Dios (Hechos 3:6). ¿Qué jefe y
qué guía tiene usted? Si fuese Cristo, entonces no se llamaría “luterano”, o
“bautista”, o “pentecostal”, o “católico romano”, sino única y solamente
“cristiano” (Hechos 11:26).
Hoy en día hay muchas
iglesias. ¿Quién es el fundador de la iglesia? Es Cristo mismo. Él dijo, “sobre esta roca EDIFICARÉ MI IGLESIA” (Mateo 16:18). ¿Sabe usted quién fundó la
iglesia donde es miembro la mayoría de la gente? Si son adventistas del Séptimo
día, no fueron fundados por Cristo, sino por Elena White en el año 1863 en
Estados Unidos. Si son bautistas, fueron fundados por Juan Smith en Inglaterra
en el año 1860. Si son Metodistas, entonces fueron fundados por Juan Wesley en
1791 en Estados Unidos. Si son mormones, fueron fundados por José Smith en 1853
en Estados Unidos. Si son Pentecostales, fueron fundados por Carlos Paraham en 1901
en Estados Unidos. Si son Testigos de Jehová, fueron fundados por Carlos Russel
en 1876 en Estados Unidos. Si usted es miembro de una denominación, ¿Quién la
fundó? Si no fue Cristo, entonces esa iglesia es de un hombre, y por eso ellos
son los jefes de tales iglesias.
Les mostramos que el credo
del cristiano es solamente la Biblia, ellos están conformes y siguen ciegamente
una gran variedad de credos humanos y fuentes de autoridad religiosa que no es
la voluntad de Dios. Los bautistas
tienen su credo, así como los luteranos, los metodistas, los testigos, los
mormones y las asambleas de Dios. Y tanto mormones, católicos, adventistas,
pentecostales y todo movimiento carismático, tienen sus profetas, apóstoles y
revelaciones modernas. Y es que las sectas no pueden sostener sus doctrinas
solo con la Biblia. Ellas necesitan otras fuentes de autoridad para muchas de
sus prácticas. Por su parte, las iglesias que pertenecen a Cristo, no tienen
otra fuente de autoridad sino la Palabra de Dios, pues, ella “es
inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para
instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente
preparado para toda buena obra.” (2 Timoteo 3:16, 17). ¿Qué más
necesita el cristiano para ser “perfecto, enteramente preparado para toda buena
obra”? La Biblia es suficiente. El apóstol Juan explicó que las obras de Jesús “se han escrito para que creáis que Jesús es
el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre”
(Juan 20:31). ¿Qué más necesita el hombre, para creer que Jesús es el Cristo, y
así tenga vida en su nombre, aparte de lo que se ha escrito? Lo que se ha
escrito es suficiente. Pablo dijo, “Pero
esto, hermanos, lo he presentado como ejemplo en mí y en Apolos por amor de vosotros,
para que en nosotros aprendáis a no pensar más de lo que está escrito, no sea
que por causa de uno, os envanezcáis unos contra otros.” ¿Lo ve? Las sectas
tienen otras fuentes de autoridad religiosa aparte de la Biblia, pero la
iglesia que es de Cristo, persevera “en
la doctrina de los apóstoles” (Hechos 2:42). Usted no puede ser bautista, o
metodista, o testigo, o católico, o pentecostal solo con la Biblia sin los
credos y fuentes de revelación que cada uno de ellos tiene. Pero sí puede ser
solamente cristiano tan solo con la Palabra de Dios: “siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible,
por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. Porque: Toda carne es
como hierba, Y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se
seca, y la flor se cae; Mas la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta
es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada.” (1 Pedro 1:23-25)
Les mostramos que los falsos
profetas les defraudan cuando les piden diezmos, haciendo mercadería de los
creyentes, toman la cena del Señor cada mes o cada año, usan instrumentos
musicales para cantar a Dios, brincan, hacen gritería, mientras que la iglesia
del Señor hace “todo decentemente y con orden” (1 Corintios 14:40). La voluntad de Dios enseña que le alabemos
“cantando” (Colosenses 3:16; Efesios 5:19). Que celebremos la muerte del Señor “El primer día de la semana” (Hechos
20:7) y que cada cristiano ofrende “algo,
según haya prosperado” (1 Corintios 16:1, 2; 2 Corintios 9:7) para la obra
del Señor. La adoración “en espíritu y en verdad” (Juan 4:24) es la que se hace
conforme a la voluntad de Dios y no a la sabiduría humana.
Les mostramos que los falsos
profetas modernos no están conformes con la voluntad de Dios con respecto a la
obra de la iglesia, y a pesar de eso muchos les siguen apoyando. Los falsos maestros modernos tienen una
“central” por medio de la cual llevan a cabo su obra. Las diferentes
“congregaciones” que sostienen y dan vida a la “central”, envían dinero para
que la “central” haga obra benévola, estableciendo hospitales, orfanatos o
acilos. La central hace obra misionera y contribuye en el desarrollo teológico
de sus miembros por medio de escuelas para predicadores, editoriales y
convenciones. La Watchtower, La Casa Bautista, La Sociedad Misionera de la
Iglesia Cristiana, la Universidad Brigham Young, así como los hospitales
Metodistas, Presbiterianos y el resto de instituciones religiosas como la
Convención Bautista, Convención Cristiana y Misionera, Concilio Nacional de
Iglesias, etc., son producto de la “centralización” y el “institucionalismo”
que los falsos profetas modernos promueven y practican para llevar a cabo su
obra. En contraste, “las iglesias de
Cristo” (Romanos 16:16), son autónomas en su obra y gobierno. No “centralizan”
dinero y obra, ni se involucran en obras políticas, sociales o educativas. Su
obra es espiritual (1 Corintios 2:13; Romanos 14:17), teniendo como obra la
predicación del evangelio, la benevolencia limitada a los santos y la
edificación (1 Corintios 16:1; 1 Tesalonicenses 1:8; 1 Corintios 14:26). Los
obispos obran en cada congregación (Hechos 20:28), sin tener injerencia en los
asuntos de otras congregaciones. Cada congregación hace su obra según sus
capacidades, sin centralizar obra y dinero en instituciones humanas o en
iglesias.
ENTONCES,
¿POR QUÉ NO HACEN CASO DE GUARDARSE DE LOS FALSOS PROFETAS? Porque
vienen “con vestidos de ovejas”.
Es decir, su mensaje no
incluye la enseñanza de la puerta estrecha y el camino angosto. No dicen nada
que pueda ofender al hombre natural, agradan a todo el mundo. Van con vestido
de oveja, son atractivos y agradables. Presentan un mensaje bonito, confortable
y consolador. Agradan a todos los que les escuchan y todos hablan bien de
ellos, nunca los persiguen por sus enseñanzas ni los critican con rigor.
Predican un evangelio en que se entra en el reino por la puerta ancha y se
camina por el camino espacioso sin ningún tropiezo de la cruz.
Cuando decimos eso debemos
recordar lo que hacían los falsos profetas del A.T., los cuales cada vez que
aparecía un verdadero profeta como Jeremías, siempre dudaban de él, le
resistían, le acusaban y ridiculizaban. Por eso Jeremías dice de ellos: "Curan la herida de la hija de mi
pueblo con liviandad, diciendo: paz, paz; y no hay paz" (Jeremías
6:14). Éste era un mensaje muy consolador y atractivo, pero era falso. ¿Cómo se
ve esto en la práctica? Porque en su mensaje no hay doctrina y hablan de forma
general. Predican mensajes en que no mencionan nunca la santidad, la justicia y
la ira de Dios. No es que no crea en estas verdades, la cuestión es que no
habla nunca de ellas, porque sólo mencionan el amor de Dios y olvidan el resto
de atributos divinos.
Otra doctrina de la que no
predican es la del juicio final y el destino eterno de los condenados en el
infierno, porque a la gente no le gusta oír estas cosas por ser agresivas. En
el evangelio del falso profeta no hay espacio para anunciar la condición
pecadora del ser humano y su incapacidad para obtener la salvación por sí
mismo. Como consecuencia, la obra de la cruz queda minimizada y no llama al
pecador al arrepentimiento y la fe.
CONCLUSIÓN
Mis amados hermanos y
amigos. El falso profeta es conocido por su fruto, y la falsa doctrina, como la
vida alejada de la voluntad de Dios son evidencias claras de que los tales no
son de Dios. La voluntad de Dios para
usted es que se guarde de ellos. Usted
debe alejarse de ellos. Debe apartarse de ellos para entregar su vida a Cristo,
y hacer su voluntad.
Hoy llegamos al final de esta
serie de sermones bíblicos, ¿qué hará usted con la voluntad de Dios para su
vida? ¿Será de los que solamente dicen, y no hacen? ¿Será usted de los que
confiarán en una vida religiosa falsa en lugar de hacer la voluntad de Dios?
¿Será usted como aquel insensato que edificó su casa sobre la arena, y al final
fue grande su ruina? Mejor, sea prudente, edifique sobre la roca, poniendo por
obra la voluntad de Dios. Podrán soplar
fuertes vientos que golpeen su vida, pero si usted hace la voluntad de Dios,
usted permanecerá para siempre en Cristo.
Lorenzo Luévano Salas.
Siervo de Cristo.
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