Seamos creyentes con visión (Nehemías 1:1-11).
El pueblo de Judá y la ciudad de
Jerusalén estaban en condiciones terribles. Más de 150 años antes,
Nabucodonosor y los ejércitos de Babilonia habían invadido Israel y se habían
llevado a muchas de las personas como esclavos. Los judíos necesitaban a alguien que tuviera la consagración y el compromiso necesarios
para restaurar Jerusalén e Israel a su antigua gloria. Necesitaban a
alguien que fuera diferente. Necesitaban a alguien que hubiera sido motivado
por Dios y que tuviera el fervor de uno que es influenciado por su
Espíritu. Si la situación de los judíos tenía que ser cambiada, era necesario
una persona con la visión suficiente para lograrlo. Y esto es lo interesante, ¡Dios
tenía esa persona! Su nombre fue Nehemías y estaba siendo preparado por Dios
como un recipiente para ser usado de una manera excelente para reconstruir la
ciudad de Jerusalén y lograr la restauración de la nación de Israel.
Usted y yo podemos estar miles de
años alejados del tiempo de Nehemías, pero también vivimos en una época que
también necesita desesperadamente personas con visión. Vivimos en un día
en que los muros de la moral y la virtud en la sociedad han sido derribados y
las puertas de la decencia están en llamas. Está claro para todos que muchas
iglesias en nuestros días son un mero caparazón. Los muros de separación
entre esas iglesias y el mundo han sido derribados. Las puertas de la
gloria que las identificaban como casas de adoración a Dios fueron quemadas por
las llamas del pecado y empañadas por la plaga de la apatía.
¡Necesitamos personas con
visión! ¡Podemos convertirnos en personas de visión! ¡Podemos
convertirnos en las personas que Dios usa para Su gloria en estos días para
hacer una diferencia por el bien de Su nombre! Al analizar estos
versículos, hay tres hechos simples presentados aquí que nos enseñan cómo
convertirnos en personas de visión. Miremos esos con detenimiento.
EL LLAMADO DE NEHEMÍAS (Nehemías
1:1-4).
Según el verso 1, la vida de
Nehemías era una vida de paz. Como copero del rey, Nehemías no solo tenía una
vida de paz, sino también de prosperidad y poder político. Su trabajo consistía
en probar toda la comida del rey antes que llegara al rey, y así evitar que
fuese envenenado. En ese trabajo, Nehemías llegó a ser uno de los hombres más
cercanos y confiables del reino. No es de extrañar que unas muchas ocasiones el
rey recurrió a Nehemías para pedirle consejo. Así pues, por mucho tiempo, la
vida de Nehemías fue una de gran serenidad y tranquilidad. Como decimos hoy en
día, ¡estaba gozando de la buena vida!
No obstante, y según nos informan
los versos 2 al 3, la paz y la serenidad fueron destrozados por la visita del
hermano de Nehemías. Trajo malas noticias sobre su pueblo, el cual estaba
siendo sumamente afectado por sus enemigos, al punto que la ciudad estaba
completamente devastada. Y ante estas noticias, creo que para todos nosotros
esto resulta muy familiar, pues mientras que por un tiempo la vida puede ser
perfecta, en un instante puede ser hecha pedazos.
Cuando Nehemías escucha estos terribles
informes, su corazón se rompe y entra en un tiempo de ayuno, llanto y oración
al Señor (v. 4). En lugar de ser feliz en su posición, la vida de Nehemías se rompe
y termina de rodillas.
Mis amados, es así como Dios
forma a las personas con visión. Él sabe cómo agitar nuestro mundo al volvernos
complacientes; y sabe cómo poner nuestros corazones y nuestras mentes en las cosas
que realmente importan. Para Nehemías, la inocente pregunta que hizo en el
verso 2, iba a ser un momento crucial en su vida. El hecho de que se preocupara
por el pueblo de Israel lo suficiente como para hacer la pregunta, es evidencia
de que Dios ya estaba trabajando en su corazón. Pero, cuando escucha la
respuesta, cae de rodillas ante Dios. Miren el panorama completo por favor.
Dios quería restaurar Jerusalén, pero necesitaba un hombre de visión para que
eso sucediera. La noticia de Jerusalén fue el llamado de Dios para que Nehemías
se involucrara en lo que Dios quería hacer.
Cuando Dios agita nuestro mundo, es
un indicio de que él quiere que nos involucremos con él en lo que está a punto
de hacer. Ahora, cuando llega esa llamada, las personas responden de
diferentes maneras. Algunos, como Isaías, responden con entusiasmo a la
invitación de Dios (Isaías 6:8). Otros, como Jonás, intentan huir del
llamado de Dios (Jonás 1:1-3). Otros, como Moisés, ven la visión, pero
tratan de tomar el asunto en sus propias manos y hacer el trabajo a su manera y
en su tiempo (Éxodo 2:11-14). Pero, cuando eso falla y son llevados al
lugar donde tienen que esperar en Dios, el trabajo se hace de la manera
correcta (Éxodo 3-15).
Recordemos esto, Dios sabe cómo
llamar nuestra atención. Así que, mi hermano, cuando su mundo se agite y venga una
carga a su corazón, no lo dude, vaya a él en oración porque le está llamando.
Él tiene un plan, ¡y nada es mejor que tener el honor de participar en ello!
LA PREPARACIÓN DE LOS HOMBRES
CON VISIÓN (Nehemías 1:4-11)
Cuando Nehemías va delante del
Señor en oración, da el ejemplo a otras personas que serían personas de visión.
Nos enseña cómo venir ante el Señor en oración.
La oración de los hombres con
visión, siempre incluye la alabanza (v. 5). Nehemías comienza su oración
exaltando al Señor. Él alaba a Dios por su soberanía, su fuerza, su poder,
su santidad y su fidelidad. ¡Él alaba a Dios por lo que es! ¡Esa es
una lección que todos debemos aprender! Después de todo, así es como Jesús
le enseñó a su discípulo a orar (Mateo 6:9; cfr. Salmo 100:4)
La oración de los hombres con
visión, implica la perseverancia (v. 6). Nehemías oró “día y noche”. Se
presentó ante el Señor y oró hasta que llegó la respuesta. Ese es el tipo
de oración que necesitamos ver demostrada en nuestros días. No es el tipo
de oración que se detendrá después de un tiempo o dos. Jesús nos mostró el
mismo ejemplo (Lucas 18:1). Después de todo, la oración que nace de una carga
genuina no puede satisfacerse hasta que sea contestada. Si podemos orar
por una o dos veces y luego olvidarnos de todo, deberíamos preguntarnos si
realmente oramos con el corazón agobiado.
La oración de los hombres con
visión, implica el arrepentimiento (v. 6-7). Mientras este hombre hace oración,
confiesa sus pecados, y los pecados de su pueblo. Incluso confiesa los pecados
de sus padres. Y así, lo que vemos aquí, es un hombre que comprende la
importancia del arrepentimiento para servir al Señor. Mis amados hermanos, esto
es esencial para que nuestras oraciones sean atendidas por el Señor (cfr. Salmo
66:18). Es importante entender que Nehemías no solo estaba interesado en hablar
sobre los errores de otros, sino también sobre sus mismas equivocaciones. El
arrepentimiento tiene que ver con el hecho de que mi corazón esté bien delante
de Dios. Los hombres con visión siempre tendrán cuidado de mantener una buena
relación con Dios. Los hombres con visión no son aquellos que nunca se
equivocan. Más bien, son hombres que, al equivocarse, se ponen a cuentas con
Dios.
La oración de los hombres con
visión, involucra hermosas promesas (v. 8-10). Nehemías hace memoria de las
promesas que Dios había hecho a Israel, cuando dijo que los castigaría por sus
pecados, pero también que los restauraría al arrepentirse. Cuando la oración tiene
como fundamento a la Palabra de Dios, el que ora puede estar seguro que tendrá
las cosas por las que está rogando a Dios. ¿Por qué? Porque Dios es fiel a su
palabra (cfr. Salmo 138:2). De hecho, él ha dicho que sus promesas siempre se
cumplirán (cfr. Romanos 4:21).
La oración de los hombres con
visión, tiene en cuenta a otros hombres de Dios (v. 11). En las palabras que
Nehemías dirige a Dios, menciona a otros que tienen su mismo sentir. Nehemías
no buscó ser la estrella, o el personaje principal en esta historia, sino que
siempre estuvo consciente que era parte y no el todo en este “equipo de oración”.
Esto nos enseña sobre la importancia de involucrar a otros en nuestras
peticiones. Esto nos enseña sobre la importancia de orar unos por otros. La
oración “corporativa” es promovida por el Señor (cfr. Mateo 18:19).
La oración de los hombres con
visión, incluye peticiones (v. 11). Nehemías finalmente llega a lo que está en
su corazón. En este momento, él simplemente está orando para que el Señor le dé
gracia ante los ojos del rey. Él sabe que, para tener el visto bueno del
hombre, el hombre primero debe tener el visto bueno de parte del Señor. Es
verdad que, parte de la oración debe ser la expresión de nuestras necesidades
ante el Señor (cfr. Filipenses 4:6), pero también es verdad que Dios está
interesado en que pueblo venga a él por fe. Puede ser que sabemos lo que necesitamos,
pero él todavía quiere que preguntemos. La fe involucra honrar la voluntad de
nuestro Dios todo poderoso.
LAS PERSONAS CON VISIÓN
ABRAZAN LA PROVIDENCIA (v. 11).
La declaración final de Nehemías
en el verso 11, pareciere indicar que sintió el peso de la tarea. Sabía que,
quien era y dónde estaba en ese momento, no era un accidente.
Independientemente de su posición
en la vida, ya sea en la iglesia, en el trabajo, en la escuela, en el hogar,
etc., usted necesita saber que no es un accidente. Dios permite que sucedan una
gran variedad de acciones a nuestro alrededor, teniendo él el poder para que,
todo ello, pueda ser usado para bien y conforme a su voluntad. Si él ha
permitido que usted llegue hasta donde está, es porque aún allí puede hacer
grandes cosas en y con su vida. Lo que usted pudiera llamar accidente, o mera
coincidencia, Dios lo puede usar para su honra y para su gloria (cfr. Ester
4:14)
Otra cosa importante, es que, si
Dios puede usarnos sin importar nuestra condición en la vida, esto también nos
dice que, los recursos que tenemos, pueden ser usado de la misma manera. Usted
puede pensar que su terrible condición en el hospital es algo que Dios no puede
usar, pero la verdad es que sí puede. Toca a usted descubrir qué quiere hacer
Dios con lo que usted tiene (cfr. Mateo 2:11-15).
Si Dios puede usarnos en
cualquier situación, entonces, la influencia nuestra dentro de ese contexto, es
algo que también Dios puede usar. Si en ese lugar donde se encuentra hay oídos,
debe saber que Dios le ha dado los oídos de los demás precisamente con el
propósito de que usted lo aproveche. Permita que Dios le use en donde esté, y
con quien esté, para su gloria.
Conclusión. ¿Estaría de
acuerdo conmigo en que necesitamos desesperadamente personas con visión en
nuestros días? Creo que todos vemos la necesidad de personas que están en
contacto con Dios, de personas que son movidas por Dios y personas que se
mueven por Dios. Necesitamos ese tipo de personas en las iglesias,
nuestras familias y nuestras comunidades. Esas son las personas que se serán
usadas para cambiar nuestro mundo en estos últimos días.
Ahora, la pregunta que
enfrentamos es esta, ¿quiere usted ser una de esas personas? Si lo hace,
entonces debe darse cuenta de que Dios le tiene viviendo en estos días con un
propósito. Luego, debe presentarse ante Él para encontrar ese propósito y tener
la visión para ver ese propósito cumplido. Dios le usará si se entrega a
él para que le use.
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