Entendiendo el temor de Dios.



¿Qué es el temor de Dios?


El temor de Dios es un concepto central en muchas tradiciones religiosas, especialmente en el cristianismo. Sin embargo, su significado va más allá de una simple emoción de miedo o terror. En la Biblia, el temor de Dios se presenta como una actitud fundamental que define la relación del ser humano con su Creador. Este artículo explora la definición bíblica del temor de Dios y analiza la diferencia entre el temor servil y el temor filial, dos perspectivas que ayudan a comprender mejor esta idea.


Definición bíblica del temor de Dios.


En la Biblia, el temor de Dios no se refiere principalmente a un miedo paralizante o a un terror ante un ser todopoderoso. Por el contrario, el temor de Dios es una actitud de reverencia, respeto y admiración hacia la santidad, la justicia y la majestad de Dios. Es reconocer Su grandeza y nuestra dependencia de Él.


El libro de Proverbios es una de las fuentes bíblicas que más aborda este tema. En Proverbios 1:7 se afirma: “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza”. Este versículo subraya que el temor de Dios es el fundamento de la verdadera sabiduría. No se trata de un miedo que aleja, sino de un reconocimiento profundo de quién es Dios y cómo debemos vivir en relación con Él.


Además, el temor de Dios implica obediencia y sumisión a su voluntad. En Deuteronomio 10:12-13, Moisés exhorta al pueblo de Israel: “Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma?”. Aquí vemos que el temor de Dios está íntimamente ligado al amor, la obediencia y la devoción.


Diferencia entre temor servil y temor filial.


A lo largo de la historia de la teología, se han distinguido dos tipos de temor de Dios: el temor servil y el temor filial. Ambos reflejan actitudes diferentes hacia Dios y tienen implicaciones distintas en la vida espiritual.


1. Temor servil: Este tipo de temor se basa en el miedo al castigo o a las consecuencias negativas de desobedecer a Dios. Es una actitud motivada por el temor a la condenación, al infierno o a la ira divina. Aunque este temor puede llevar a alguien a evitar el pecado, no surge de un amor genuino hacia Dios, sino de un interés egoísta por preservarse a sí mismo. En este sentido, el temor servil es considerado inferior, ya que no refleja una relación madura con Dios. Sin embargo, puede ser un primer paso hacia una comprensión más profunda de la relación con el Creador.


2. Temor filial: Este tipo de temor, también llamado “temor reverencial”, es propio de quienes tienen una relación íntima y amorosa con Dios. No se trata de un miedo al castigo, sino de un profundo respeto y admiración por la santidad y la bondad de Dios. El temor filial surge del amor y el reconocimiento de Dios como Padre. Es el temor de un hijo que no quiere deshonrar o entristecer a su padre, sino que desea agradarle y vivir en comunión con Él. Este temor es el que la Biblia promueve como ideal, ya que refleja una relación madura y amorosa con Dios.


Agustín de Hipona y Tomás de Aquino, entre otros teólogos, destacaron la importancia de transitar del temor servil al temor filial. Mientras el primero puede ser un punto de partida, el segundo es la meta de todo creyente que busca una relación auténtica y profunda con Dios.


El temor de Dios es un concepto rico y multifacético que va más allá del miedo. Es una actitud de reverencia, respeto y amor hacia un Dios santo y misericordioso. A través de la Biblia, vemos que este temor es la base de la sabiduría y la obediencia, y que nos invita a vivir en armonía con la voluntad divina.


La distinción entre el temor servil y el temor filial nos ayuda a entender cómo nuestra relación con Dios puede evolucionar desde un miedo inicial al castigo hasta un amor profundo y reverente hacia Él. En última instancia, el temor de Dios no es algo que nos aleje de Él, sino que nos acerca a Su corazón, guiándonos hacia una vida plena y llena de significado.


Conclusión.


En un mundo donde el temor a menudo se asocia con lo negativo, el temor de Dios nos recuerda que hay un tipo de temor que es santo, transformador y lleno de amor. Es un llamado a vivir con humildad, gratitud y devoción ante Aquel que nos creó y nos sostiene cada día.


Lorenzo Luévano.


Evangelista.


Febrero, 2025.


www.volviendoalabiblia.com.mx


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