¿Es correcto criticar a la iglesia por ejercer disciplina?
Muchas personas, y lamentablemente también muchos hermanos, critican a la iglesia por no ser tolerante con hermanos que andan en pecado. Creen que la iglesia debe ser más amigable con ellos. Creen que ejercer la disciplina con hermanos que no son fieles, es un acto que carece de amor. Nos dicen que debemos ser más comprensivos y buenos con ellos. Que la posición de la iglesia es muy dura y rígida. Nos dicen que debemos modernizarnos, o evolucionar para ser congruentes con las nuevas ideologías. Que debemos adaptarnos a las nuevas maneras de pensar y de vivir de la gente.
No obstante, cuando volvemos a las
Escrituras para considerar tales críticas, nos damos cuenta de que, si en algo
recibían las iglesias reproches o críticas, no solo de parte de los apóstoles,
sino del mismo Jesucristo, es que eran tolerantes con hermanos que andaban en
pecado. He aquí algunos ejemplos:
Las iglesias fueron reprochadas por tolerar
hombres que predicaban enseñanzas contrarias a la palabra de Dios. “Pero temo que como la serpiente con su
astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la
sincera fidelidad a Cristo. Porque si viene alguno predicando a otro Jesús que
el que os hemos predicado, o si recibís otro espíritu que el que habéis
recibido, u otro evangelio que el que habéis aceptado, bien lo toleráis” (2
Corintios 11:3, 4)
Las iglesias fueron reprochadas por tolerar
el pecado de sus miembros. “De cierto se oye que hay entre vosotros fornicación,
y tal fornicación cual ni aun se nombra entre los gentiles; tanto que alguno
tiene la mujer de su padre. Y vosotros estáis envanecidos. ¿No debierais más
bien haberos lamentado, para que fuese quitado de en medio de vosotros el que
cometió tal acción?” (1 Corintios 5:1, 2)
Las iglesias fueron reprochadas por
juntarse con hermanos que andan en pecado. “Más bien os escribí que no os juntéis
con ninguno que, llamándose hermano, fuere fornicario, o avaro, o idólatra, o
maldiciente, o borracho, o ladrón; con el tal ni aun comáis.” (1 Corintios
5:11)
Cristo indicó que no tengamos comunión con
hermanos que no oyen la reprensión de la iglesia. “si no oyere a la iglesia, tenle por
gentil y publicano.” (Mateo 18:17).
Cristo reprocha a la iglesia que tolera la
falsa enseñanza y el pecado. “Pero tengo unas pocas cosas contra ti:
que toleras que esa mujer Jezabel, que se dice profetisa, enseñe y seduzca a
mis siervos a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos.”
(Apocalipsis 2:20).
Como vemos, las iglesias nunca fueron
criticadas por no tolerar el pecado, o por no ser más suaves con hermanos que no
quieren arrepentirse. Al contrario, las iglesias recibieron reproches de parte
de los apóstoles y del Señor mismo, por ser tolerantes del pecado y el error.
Esto nos hace ver, otra vez, que las ideas del hombre no son compatibles con
las de Dios (cfr. Isaías 55:8, 9). Como cristianos, y como iglesia, debemos
tener el mismo sentir y pensar que el Señor tiene; y en cuanto a la disciplina
en la iglesia, él dijo: “Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues,
celoso, y arrepiéntete” (Apocalipsis 3:9).
Si la iglesia recibe críticas de la gente, o aun de hermanos inconformes con la disciplina, no debemos preocuparnos por eso. La crítica y el reproche que debemos evitar, es el del Señor, y no el de la gente. Si queremos dar gusto o quedar bien con la gente, entonces dejaremos de ser siervos del Señor (cfr. Gálatas 1:10).
Lorenzo Luévano Salas.
Evangelista.