El evangelio del arca.


INTRODUCCIÓN.
Cuando leemos la historia del arca de Noé y el diluvio, hay muchos que se niegan a creer que es verdad. ¡Pero lo es! Elijo creerlo tal como está escrito en la Biblia. Hay muchas grandes lecciones que se pueden aprender de este pasaje. Lecciones sobre la pecaminosidad del hombre, la gracia de Dios y la preservación de la vida humana. Sin embargo, hay mucho más aquí que estas cosas. En la historia del arca, podemos ver al Señor Jesús y su plan de salvación para el hombre caído. Mientras observamos esta vieja y antigua historia, quiero que la vean de nuevo, para considerar lo actual que puede ser su historia. Quiero que veas a Jesús y lo que Él puede hacer por cualquiera que esté dispuesto a invocar Su nombre. Veamos esto juntos y veamos el evangelio en el arca.

EL EVANGELIO DEL ARCA - SE HACE EVIDENTE EN SU DISEÑO.
En Génesis 6:15 leemos sobre el material con que sería construida. Leemos sobre la madera de gofer. Pero, ¿se ha puesto a pensar sobre este costo que tuvo que ser pagado para que el arca fuese una realidad? La vida de un árbol no está determinada por el tiempo en que los hombres decidan cortarla. Algunos teólogos y científicos, identifican la madera de “gofer”, como siendo propia de una variedad de ciprés. El origen de la madera de gofer es desconocido, aunque, como dije, se la suele asociar con madera de pino, ciprés o cedro. Lo que sí es seguro, es que la vida de árboles tuvo que ser cortada para que, dicho medio de salvación fuese posible para Noé y su familia. En pocas palabras, la vida del árbol tuvo que ser cortada para construir el arca. Y este es el punto que deseo enfatizar, y así usted vea el evangelio en el arca. ¿Por qué? Porque la vida del Hijo de Dios tuvo que ser cortada para que fuese posible nuestra salvación. En Isaías 53:3-8, se anuncia por el profeta la muerte del Hijo de Dios, quien fue “cortado de la tierra de los vivientes” para hacer posible el perdón de nuestros pecados.

Considere los planos de la construcción, lo cual bien pudiera ser una representación de la expiación que llevó a cabo el Hijo de Dios a nuestro favor. Tanto la brea como la madera, representan una cubierta por medio de la cual Noé y los suyos serían guardados del juicio que cayó sobre todo ese mundo antiguo. Hoy en día, la sangre de Cristo cubre nuestros pecados, al ser quitados, removidos o perdonados (cfr. Salmo 32:1-2; Romanos 4:6-8; Salmo 85:2; Juan 1:29), de tal suerte que somos salvos de la ira de Dios (Romanos 5:9). El arca tenía “aposentos”, los cuales proveían descanso a todos sus habitantes. Jesús provee descanso para nuestras almas. Es una morada para todos los que estén cansados (Mateo 11:28). Hay espacio para todos los que quieran venir. ¡Todos son invitados a venir! No es un mandamiento para “ir”, sino una invitación para “venir”. Es una invitación para unirse a él, para venir y gozar de su protección y gran cantidad de bendiciones (cfr. Apocalipsis 22:17). Y así como en el arca hubo espacio suficiente para las distintas especies de animales, así hoy ¡todavía hay lugar! Como dice aquel hermoso Himno, “Oh venid y el evangelio oíd sonar, que aún hay lugar, aún hay lugar. Pregonad a todos en la tierra y mar, que aún hay lugar, aún hay lugar”. (cfr. Juan 14:1-3).

Noé y su familia, así como aquella variedad de especies animales, todos entraban por la única puerta de acceso (Génesis 6:16). Solo había una puerta. Y así, solo hay una puerta para la salvación del pecador (Juan 10:1-9). Jesús no solo es la puerta, sino también el único camino al Padre (cfr. Hechos 4:12; Juan 14:6). En el arca también encontramos una ventana, la cual permitió que los habitantes pudiesen gozar de luz. Esta ventana estaba ubicada arriba, y así poder gozar de la luz necesaria para la movilidad adecuada y segura dentro del arca. El hombre, apartado de Dios, debe buscar la luz necesaria para su salvación (cfr. Juan 6:44; Efesios 2:8-9). Las tinieblas que hay en su corazón (cfr. Romanos 1:21; Efesios 4:18), no le llevarán a otro lado sino a la perdición. Pero con la luz de Cristo podemos tener acceso a la gloria, a la vida eterna (1 Pedro 2:9). ¡Deja penetrar la luz!

EL EVANGELIO DEL ARCA - SE HACE EVIDENTE EN SU PROVISIÓN.
El arca no llegó a existir por la inteligencia o la sabiduría humana. Fue algo que Dios proveyó a Noé y su familia. Dios dijo a Noé, “Mas estableceré mi pacto contigo, y entrarás en el arca tú, tus hijos, tu mujer, y las mujeres de tus hijos contigo” (Génesis 6:18). Dios establece un pacto, un convenio. Y esto, desde luego, proporciona gran seguridad. Dios siempre cumple su palabra (cfr. Hebreos 6:18). Esta misma seguridad se encuentra en la salvación. El pecador que obedece el evangelio, nunca debe temer o dudar de que Dios cambie de parecer (cfr. Juan 6:47). Aunque podamos pensar en miles de obstáculos, aún así, Dios es poderoso para hacer todo lo que ha prometido (cfr. Romanos 4:21). Desde luego, Noé tuvo que obedecer todo cuanto Dios le dijo (Génesis 6:22), y así debe también hacer el pecador con respecto al evangelio (cfr. Hebreos 5:9). Ningún pecador puede confiar en que Dios le salvará sin obedecer el evangelio (2 Tesalonicenses 1:8), y ningún creyente deberá ser negligente en su caminar con el Señor (cfr. 1 Pedro 4:17; 2 Pedro 3:11-12). El arca de salvación dio una promesa, y así la vida eterna también lo es (1 Juan 1:21).

El arca provee cuidado, preservación (Génesis 6:18-20). El arca proveía seguridad para la vida física. Noé y su familia no morirían mientras estuviesen en ella durante el diluvio. Jesús también preserva la vida de aquellos que vienen a él por fe (cfr. 1 Pedro 1:5). Cuando yo hago memoria de mi vida sin Jesús, entonces no encuentro ninguna probabilidad de tener lo que hoy disfruto en Cristo. Tal vez mi nombre sería hoy parte de las estadísticas de aquellos que han muerto por causa del pecado, del alcohol, las drogas, el narcotráfico y la maldad que impera en quienes viven sin Dios. No obstante, y gracias al Señor, sigo aquí, y con grandes bendiciones. El señor me ha guardado, y sé que me guardará aún (cfr. 2 Corintios 1:22; Efesios 1:13-14; Efesios 4:30).  Cuando llegó el momento, Dios cerró la puerta del arca. El hombre no tenía el poder de cerrarla, ni de abrirla, sino solo Dios, porque Dios hace lo que el hombre no puede hacer. Entonces, ¿quién nos podrá arrebatar de las manos del Señor? (Juan 10:28-29).

En el arca hubo provisión (Génesis 6:21). En Cristo, podemos encontrar todo lo necesario para la vida de nuestras almas. En él hay todo lo necesario para salvar y guardar nuestra vida, hasta llegar al cielo si confiamos plenamente en él (Juan 6:50). Él es el maná (Juan 6:51), él es el alimento por el cual podemos vivir (Juan 6:58).

EL EVANGELIO DEL ARCA - SE HACE EVIDENTE EN SU DESEMPEÑO.
El diluvio fue toda una catástrofe, pero, en medio de todo, el arca anduvo con seguridad (Génesis 7:18-21). Mientras el mundo perecía, el arca cabalgó con seguridad por encima del juicio. El mundo de entonces pereció anegado en agua, pero el arca se mantuvo a salvo. Hoy en día el mundo se esta desmoronando. En estos mismos momentos el mundo se está desmoronando, pero si usted está en Cristo está a salvo. Quien navega con Cristo en este turbulento y peligroso mundo está a salvo. Esta arca no solo saldrá de la tormenta con la que luchamos en este mundo, sino que también atracará en las soleadas orillas de la dulce liberación que pronto vendrá. Ni el hombre, ni el diablo, ni nadie puede detener el arca de Dios de su puerto provisto.  ¡Estamos a salvo en Cristo!

El arca reposó de forma segura (Génesis 8:4). ¿Entiende hacia dónde apunta esto? Jesús también reposó justamente después de morir en la cruz, y antes de resucitar de los muertos. Pero la dirección de estos eventos apunta al día en que también la navegación de los creyentes terminará. Un día su viaje como cristiano terminará y descansará en el cielo. Sí, descansarán, porque “Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.” (Apocalipsis 21:4).

¿Qué fue lo que hizo Noé cuando la navegación terminó? Dice Génesis 8:20, “Y edificó Noé un altar a Jehová, y tomó de todo animal limpio y de toda ave limpia, y ofreció holocausto en el altar”. Cuando nuestro viaje termine y estemos gozando de nuevos cielos y nueva tierra, haremos lo mismo que hizo Noé. Estaremos alabando y adorando a nuestro Dios.

CONCLUSIÓN.
¿Estás en el barco hoy? ¿Estás en el arca hoy? Si no lo está, permítanos advertirle que está en un peligro terrible. ¡No hay otra esperanza para el hombre caído, excepto el arca! Si estás a bordo, entonces estás a salvo. Si está fuera del barco, recuerde que la puerta aún está abierta. ¿No subirás a bordo esta noche? Dios está dispuesto y esperando para recibirte y salvarte.  ¿Qué debe hacer para subir?

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